Malas práctica pueden dañar: La nevera es uno de los electrodomésticos más importantes del hogar. Mantiene los alimentos frescos, evita el desperdicio y funciona las 24 horas del día. Pero muchas veces, sin darnos cuenta, cometemos errores que pueden acortar su vida útil o incluso causar daños costosos.
Aquí te contamos las malas prácticas más comunes que afectan su rendimiento y qué puedes hacer para evitarlas.
Guardar comida caliente directamente
Meter alimentos recién cocinados en la nevera es uno de los errores más frecuentes.
El calor de la comida eleva la temperatura interna del refrigerador, lo que obliga al motor y al compresor a trabajar más para volver a enfriar.
Consejo: deja que los alimentos se enfríen a temperatura ambiente durante unos minutos antes de guardarlos.
Sobrecargar o dejarla casi vacía
Ambos extremos son perjudiciales:
- Una nevera sobrecargada bloquea la circulación del aire frío, lo que provoca zonas calientes y un enfriamiento desigual
- Una nevera muy vacía no mantiene la temperatura estable, haciendo que el compresor se encienda más veces de lo necesario.
Consejo: mantén tu nevera con un nivel intermedio de llenado, idealmente al 70–80% de su capacidad.
No limpiar las bobinas o serpentines
Con el tiempo, el polvo y la suciedad se acumulan en la parte trasera o inferior de la nevera.
Esa suciedad impide que el calor se disipe correctamente, obligando al motor a trabajar más y aumentando el consumo de energía.
Consejo: limpia las bobinas cada tres o seis meses con una aspiradora o cepillo suave.
Dejar la puerta abierta o cerrarla con fuerza
Abrir la nevera constantemente o dejar la puerta abierta por mucho tiempo hace que el aire frío escape y el sistema de refrigeración se sobrecargue.
Por otro lado, cerrar la puerta de golpe puede dañar las bisagras y los sellos, provocando fugas de aire frío.
Consejo: asegúrate de cerrar la puerta con suavidad y revisar periódicamente el estado de las gomas o empaques.
Colocar la nevera pegada a la pared
Las neveras necesitan espacio para ventilar correctamente.
Si está demasiado cerca de la pared o rodeada de objetos, el calor no puede liberarse y el compresor trabajará más tiempo de lo necesario.
Consejo: deja al menos 10 a 15 centímetros libres detrás y a los lados del electrodoméstico.
Transportarla acostada o inclinada
Mover la nevera en posición horizontal o muy inclinada puede causar que el aceite del compresor se mezcle con el gas refrigerante, afectando su funcionamiento e incluso dañando el motor.
Consejo: transpórtala siempre en posición vertical y espera unas horas antes de enchufarla después de moverla.
Poner cosas sobre la nevera
Aunque parezca inofensivo, colocar objetos encima del refrigerador puede bloquear la ventilación superior y aumentar la temperatura del motor.
Además, algunos elementos —como microondas o cajas pesadas— pueden generar calor adicional o causar daños en la superficie.
Consejo: mantén la parte superior libre o usa solo objetos livianos y que no generen calor.
No protegerla de picos de voltaje
Los picos eléctricos o variaciones de voltaje pueden dañar las tarjetas electrónicas, el motor o la máquina de hielo.
Consejo: utiliza un regulador o protector de voltaje especialmente diseñado para electrodomésticos grandes.
En resumen
Cuidar tu nevera no requiere grandes esfuerzos, solo buenos hábitos y mantenimiento básico.
Evitar estas malas prácticas puede ahorrarte reparaciones costosas, mejorar su eficiencia energética y prolongar su vida útil por muchos años.
Pequeñas acciones como dejar enfriar los alimentos, limpiar las bobinas o revisar los sellos hacen una gran diferencia.
Tu nevera te lo agradecerá con un funcionamiento silencioso, eficiente y duradero.
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